jueves, marzo 16, 2006

Lo ilógico del aborto y la ley del hombre

Sólo en una sociedad cuya percepción está contaminada por el pecado puede la gente pensar que la siguiente situación es lógica.

Un hombre que se pasó una señal de stop chocó con una mujer embarazada. El bebé murió en el hospital. Este hombre ha sido culpado de feticidio. Este cargo trae una condena de 2 a 15 años y es la misma que se le daría si la mujer hubiera muerto en el accidente (es homicidio vehicular). (Lea el artículo en inglés haciendo un click en el título de este mensaje.)

Ese cargo es correcto y debería enforzarse.

Lo que no tiene sentido es si tal hombre fuera un doctor aborcionista y hubiera matado al niño en la privacidad de su consultorio u hospital sería completamente inocente. Cualquier voz que se levantare en contra de tal hecho sería silenciada por la sociedad, con el apoyo de la ley de los Estados Unidos. Bajo tal circunstancia es el "derecho de la mujer", es denominado "decisión". Tal homicidio es conocido como aborto y es legal. De hecho, las personas que favorecen el aborto son considerados como gente buena, tolerante y con simpatia. Mientras que los que lo oponen son religiosos fanáticos, intolerantes, y sin compasión.

La gente no ve una contradicción en esto. La diferencia, según ellos, es que el bebé muerto en el accidente era deseado, mientras que los que son abortados no lo son. Pero debemos preguntar si el hecho de que una persona desee a un bebé lo convierte en ser humano, y si nadie lo desea le quita tal atributo. Uno es un ser humano en virtud de su identidad genética, no por los sentimientos emocionales de alguien más.

Los judíos durante el Holocausto eran seres humanos, sin importar que para los nazis eran simplemente animales en proceso de evolución.

Los bebés no nacidos son seres humanos, sin importar la opinión o los sentimientos de la gente. Los bebés no nacidos merecen nuestro amor y la protección de la sociedad.La ley aprobada en 1973 con el caso Roe vs Wade que da derecho al aborto debe ser revertida. Cada homicido infantil, sea dentro o fuera del vientre materno, debería ser penado por la ley.


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